Nuestros viajes por el mundo no han hecho sino hacernos añorar y recordar nuestro país, Venezuela. No somos “patriotas” en el sentido político y burdo que ahora se le suele dar a la palabra. Nosotras simplemente llevamos a Venezuela en un lugar especial de nuestro corazón.
Aunque nuestras raíces están en Siria, que nos encanta y honramos, la tierra en la que nacimos y nos criamos es la que llamamos “hogar”.
Es por eso que esta semana queremos dedicarle algunas líneas a algunos –no a todos, porque sería demasiado largo- destinos turísticos de esa tierra maravillosa que da nombre a nuestro gentilicio.
Los Roques
El archipiélago coralino de Los Roques, el cual constituye Parque Nacional, es una de las joyas para visitar en Venezuela.
Situado a sólo 176 kms al norte de Caracas, en el Mar Caribe, este archipiélago está formado por varios islotes e islas, la más grande es Gran Roque.
La arena de sus playas, que es coral pulverizado, es muy blanca y refleja el sol como un espejo. Por lo que es obligatorio el uso de anteojos oscuros.
Aunque el sello distintivo de Los Roques es el color de sus aguas, de un insólito azul turquesa. Pero esas imágenes increíbles que vemos exigen el uso de filtros en las cámaras, para reducir la fuerte radiación solar que de otro modo, disminuiría el contraste de las imágenes.
Los habitantes de estas islas, pescadores y personas dedicadas a las actividades del turismo deben traer todo de tierra firme, incluso el agua potable. Por este motivo los precios allí son elevados, como lo es el alojamiento.
Para acceder al archipiélago, o bien se toma un vuelo chárter o bien se llega por embarcación.
Entre las actividades que se realizan allí, destaca el snórkel, el cual permite atestiguar la rica variedad de la vida marina de arrecife. Son populares también la vela, el surf y la pesca.
Gran Sabana
Este ambiente es único en el mudo. Se trata de un enorme macizo de la era Precámbrica (de hace más de 600 millones de años).
En su relieve, destacan los tepuyes, montañas con cumbres planas y de gran extensión que prácticamente no tienen equivalente en el mundo. Son ecosistemas que presentan un gran endemismo (especies animales y vegetales que no se encuentran en otro lugar del mundo)
Su característica más publicitada es el Salto Ángel, la cascada más alta del mundo (979 mts) pero hay lugares extraordinarios poco conocidos como la Cueva de Cuarzo del Macizo Chimantá, las Simas de Sarisariñama que son abismos de 300 mts de profundidad desde la cima de ciertos tepuyes, ríos cuyo cauce descansa sobre un lecho de jaspe pulido, bosques misteriosos y un sinfín de cosas más.
Otra estrella es la ascensión al tepuy Roraima, viaje de 4 días ida y vuelta. Turistas de todo el mundo visitan Venezuela sólo para ascender el Roraima, aunque ahora menos por la situación económica en el país.
Se accede a través de una carretera en un viaje de unos 1200 kms desde Caracas hasta Santa Elena de Uairén, pueblo que se puede tomar como base de operaciones para conocer la Gran Sabana.
Los Andes
La Cordillera de los Andes tiene su inicio (o su final, de acuerdo a cómo lo veas) en Venezuela. Es ahí donde está la máxima elevación del país, el Cerro Bolívar a 5007 mts.
El gentilicio andino es uno de los mayores atractivos. Son gente cálida, amable, de hablar calmado y orgullosos de su región.
Las dos principales ciudades son Mérida y San Cristóbal, pero hay toda una plétora de ciudades más pequeñas y “típicos pueblos andinos”, como Jají, Jajó, El Cobre, Boconó, Piñango, Niquitao, cuyo deleite está sencillamente en recorrerlos a pie.
El único lugar de Venezuela donde verás cumbres nevadas perpetuas o verás caer efímeras nevadas es en Los Andes, mientras que en sus cumbres sin árboles señorea el frailejón, planta autóctona de la región.
Desde la ciudad de Mérida es posible tomar el Teleférico de Mérida, que sigue siendo el más alto del mundo, hasta la cumbre de Pico Espejo. Desde las cabinas uno puede ver las alturas vertiginosas, no aptas para cardíacos.
En cuanto a la gastronomía, la Pisca Andina (consomé con huevo, cebollín, papa, cilantro y leche) y las arepas de trigo son un manjar largamente recomendado para quienes visitan la zona.
Oriente
Muchas veces pasado por alto, el oriente venezolano presenta una gran variedad de ecosistemas y atractivos que hacen las delicias de cualquier viajero.
Desde ciudades con todos los servicios como Puerto La Cruz, hasta misteriosas cuevas como la Cueva del Guácharo, rodeada de siembras de café y visitada por Humboldt. Toda una variedad de opciones es desplegada en estas regiones como un microcosmos.
Uno puede pasar días bañándose en las playas o investigando el ecosistema de manglares del Parque Nacional Mochima o puede elegir la exploración de las montañas altamente endémicas de la Península de Paria, atestiguadas por Colón y que le inspiraron a llamarlas “Tierra de Gracia”.
Son famosos –con justa razón- los atardeceres de Juan Griego y La Guardia en la Isla de Margarita. Esta isla tiene uno de los lugares especiales en el corazón de los venezolanos. La auténtica “Perla del Caribe”.
Otros sitios menos conocidos, pero igualmente valiosos para visitar: el bosque de pinos sembrado por el hombre más grande del mundo en Monagas, el Segundo Puente sobre el Orinoco, las zonas petroleras de Anzoátegui, etc.
Los Llanos
Una de las zonas que más ha contribuido a forjar la identidad del venezolano es la región de los Llanos.
Ocupando un tercio de la superficie de Venezuela, los Llanos son reconocidos por ser la cuna de la música llanera, emblemática de Venezuela, por la gastronomía a base de carne, por los mejores quesos blancos del mundo, por el arduo trabajo del llanero, auténtico cowboy, y por sus impresionantes paisajes y vida salvaje.
No en vano la obra de la literatura más importante de Venezuela, Doña Bárbara, tiene lugar en los Llanos, el marco perfecto para una grandiosa puesta en escena de la idiosincrasia del venezolano.
Los Llanos son el hogar de enormes animales, como las gigantescas anacondas, el cocodrilo del Orinoco, en peligro de extinción y que puede llegar a los 5 o 6 metros de largo y la tonelada de peso. El imponente jaguar y la enorme variedad de aves llaneras.
Si eres de comer carne, no encontrarás carnes más deliciosas que la que producen los vacunos de aquí. Y si los quesos madurados franceses son mundialmente famosos, los quesos frescos blancos del llano, con su enorme variedad, sus sabores delicados y su elaboración artesanal merecen también un lugar de distinción.
Conclusión
En los últimos años, la caída de la economía venezolana, la drástica disminución del turismo y el éxodo masivo de venezolanos al exterior, han hecho olvidar en muchos todo lo excepcionalmente maravilloso que Venezuela tiene para ofrecer.
Los procesos naturales que han dado origen a lo que hoy llamamos Venezuela, tomaron lugar durante decenas y centenas de millones de años.
Los eventos humanos, no pasan de algunas décadas.
Por lo que luego de todas las contingencias propias de la actividad humana, seguirá permaneciendo la tierra que amamos y que llamamos Venezuela.