Como muchos otros niños, cuando era pequeña, veía los comerciales de televisión y me decía: “¡Ah, pero eso yo lo puedo hacer también!”. No se veía difícil. Sólo había que decir algunas cosas, sonreír y ya.

Siempre me quedó esa espinita de verme en pantalla. Así que un día, decidí tomar el toro por los cuernos y lanzarme al mundo de los castings para comerciales en televisión.

Sin ninguna experiencia previa en actuación o modelaje, me propuse junto con mi hermana Yanelia a hacer vida de los comerciales en televisión.

Pero al principio no es que haya sido un camino de rosas.

 

Los castings

Creo que fue más difícil quedar en un casting que actuar en el propio comercial de tv.

Aunque más adelante, cuando estábamos posicionadas en el medio, la gente pensaba que teníamos el monopolio de los comerciales, realmente no era así.

Cuando entramos en este medio no conocíamos a nadie. Todo era absolutamente nuevo para nosotras. De hecho me costó un mundo quedar en mi primer comercial de tv: nos dimos cuenta después  que como en todos lados en este medio existe la “palanca” (alguien a quien conoces y que te ayuda a entrar).

Por ejemplo, aunque las agencias de publicidad montaban un casting para seleccionar los talentos, ocurría con frecuencia que la chica seleccionada era amiga del cliente y por ello quedaba escogida sin siquiera pasar por el casting.

En muchos castings, le funcionas perfectamente para el director, pero si el cliente tiene una amiga o conocida entonces el que gana es el cliente porque, después de todo, es quien paga.

 

Al fin quedando

 

Cada vez que quedaba en un casting eso era felicidad absoluta. ¡Yo me ponía felízzzzzz! y cuando salía en la tele pues más feliz todavía. Es todo un arte quedar seleccionada en un casting.

Pero comenzar no fue fácil.

Mi primer casting fue uno de champú para cabello y donde no quedé. ¡Cómo lloré! Pero eso no fue impedimento para continuar, así que me empecé a formarme en una escuela de modelaje.

Después de eso empecé a ir a más casting pero me costaba quedar así que empecé hacer curso de actuación y fue ahí que empezó a fluir mejor las oportunidades.

Al principio, era yo la que fastidiaba a mi hermana para hacer el curso de modelaje e ir a los casting. ¡Al final era ella la que quedaba en los comerciales! Pero yo seguía yendo a mis casting (me decían fastidiosa).  Aprendí en Venezuela que para lograr tus objetivos hay que ser fastidiosa, en el buen sentido de la palabra.

El primer comercial de Yanelia fue uno de CANTV, la compañía de teléfonos de Venezuela.

Y mi primer comercial, finalmente, fue el de unos comprimidos de vitamina C llamados Redoxón.

 

Comienza el reconocimiento

Recuerdo una vez que estaba en el trabajo y en ese momento habia un comercial al aire donde yo aparecía, una compañera de trabajo me dijo: “Oye yo vi una chica igualita a ti en un comercial esta mañana”. Yo le dije “Ah sí, soy yo”. Ella me respondió: “¡Mentira! ¿Eres tú? ¡No! No puede ser… ¿Estás segura?”. Muchas personas reaccionaban de la misma manera.

Tuve el privilegio de experimentar los tres medios: cine, televisión y teatro. Empecé con los comerciales y hubo una muy buena época donde hasta los pagos eran en dólares.

Lo más difícil en los castings fue trabajar con niños y los más gratificantes fueron los de Nestlé.

Después vino el de Rikesa (pasta de queso para untar) y otros más ¡Me sentí súper feliz haciendo lo que me gusta y que te paguen por eso era lo máximo!

Se veían tan reales los comerciales en los que participaba con niños, que la gente que tenía tiempo sin escribirme o saber de mí me escribían felicitándome y diciéndome que no sabían que había tenido hijos.

 

Conjugando dos trabajos

 

En aquella época  pagaban bien los comerciales. Pero aunque yo quisiera, no era suficiente para poder vivir exclusivamente de ellos. Pero sin duda era una buena entrada extra.

En aquella época trabajaba en una Aseguradora y era cómico porque en la hora de almuerzo yo me escapaba para lo casting. Yo nunca llegaba en la mañana al trabajo maquillada sino después del mediodía y era porque venía de hacer un casting.

Mis compañeros de trabajo me veían extrañados. Mi  excusa era “En las mañana no me da tiempo de maquillarme entonces lo hago al mediodía”. Luego cuando quedaba en los casting y necesitaba por lo general el día entero para filmar, ponía cualquier excusa. Y si se me acababan las excusas, pues pedía un día de vacaciones

Lo más interesante de todo el proceso de ir al casting, era todo lo que implicaba realizar un comercial de television, o mejor dicho detras de camaras, como la prueba de vestuario, el equipo de maquillaje, de grabacion, el director, el cliente, el vestuarista, etc. era completamente nuevo para mí, disfrutaba mucho de esta nueva experiencia.

Uno no se imagina la cantidad de gente nueva que se conoce y, de cierta manera para mí, era el motor para seguir haciendo casting. Es otro mundo, otro lenguaje.

 

Los comerciales de Nestlé

Pero los comerciales que tuvieron mayor impacto en mí, indudablemente, fueron los de Nestlé.

Yo disfrutaba mucho cuando en la calle la gente me reconocía|. Sobre todo con un grupo de famosos comerciales de Nestlé que protagonicé. Aquellos comerciales -7 en total- duraron una semana en ser grabados y salieron al aire por toda Latinoamérica.

Estaba en una panadería sentada con una amiga y un amigo tomando un café. Al ratito una señora me toca el hombro (ella estaba sentada justo en la mesa de atrás) y me pregunta si yo era la del comercial de Nestlé.

Cuando yo le dije que sí, la señora me cuenta que desde que entró con su hija a la panadería y su hija me vio, ésta le decía: “¡Mamá, mamá, ella es la del comercial de Nestlé!”

Su mamá no prestaba atención pero ella insistía: “¡Mami, mami… Sí es ella, pregúntale, pregúntale!”. Cuando su mamá me preguntó y yo dije que sí, la niña de la emoción se puso a llorar. Yo no sabía que hacer; me dio pena más bien.

Me sentí satisfecha y contenta  porque en cierta forma contribuimos a través de los comerciales como el de Nestlé a rescatar los valores de la familia. Estos comerciales tuvieron muy buena crítica y comentarios.

La mayoría de quienes que me veían y me reconocían, me felicitaba por el concepto del comercial y el rescate de los valores.